viernes, 30 de diciembre de 2016

Secuestro energético

Dice un viejo refrán, que no hay más ciego que el que no quiere ver, y así estamos en este país, completamente ciegos. La primera causa es la censura de los medios de comunicación. Desde hace dos semana unos rumores sordos e insistentes nos avisan de un posible desabasto de gasolina.

Hoy ese rumor es un penetrante rugido. Hemos entrado en pánico debido a que el 85% de las estaciones de servicio del país[1] están parcial o totalmente desabastecidas. Aun así, sigue sin ser una noticia de peso, pues los informativos radiofónicos y televisivos, abren sus programaciones con otros temas. La cobertura ha sido superficial, y ha tenido un protagonismo tibio. ¿En serio? Pues claro que sí, el lugar que deben ocupar las noticias es el que le interesa a las grandes corporaciones nacionales, no el que determina la preocupación de los ciudadanos.

Hemos escuchado de todo: que había mal tiempo en las costas, que se habían roto algunos poliductos, que hay ordeña ilegal de los anteriores, que Pemex ha implantado un nuevo sistema de facturación que tiene errores, etc.

El 50% del crudo que se consume en este país, es importado, y el otro 50 producción nacional. Existen en activo 6 gasolineras[2] más viejas que Matusalén. Para muestra un botón, la de Madero, en Tampico, ya ha cumplido 100 años.

La ordeña ilegal no es nueva, y a medida que se detecta se va subsanando el problema ¿O Pemex espera a que sus poliductos se conviertan en coladores para combatir a los amigos de lo ajeno? No creo.

Por otro lado está el problema del software de facturación. Una empresa que genera al año miles de millones de dólares de beneficios parece ser que ha contratado al más inútil de los becarios para programarlo. Los propietarios de las gasolineras realizan el pedido, inmediatamente se genera el adeudo por parte de Pemex, y se cobra a los propietarios, ya si la pipa llega o no llega no es problema de la petrolera. ¿No tienen dinero para contratar un producto de calidad que garantice el servicio? ¿No pueden asegurar que la página no se caiga una de cada dos veces que intenta ser utilizada? ¿Por qué no fallan los cobros bancarios? Misterios de la tecnología, pero a cualquiera le puede pasar, porque Pemex es cualquier empresa ¿O no?

Desde 2013 la producción nacional de derivados del petróleo ha descendido en 300.000[3] barriles diarios. Teniendo en cuenta que la población no deja de crecer, y que el parque vehicular va de la mano con el número de ciudadanos ¿Por qué no se han tomado las medidas oportunas? No conozco el mercado de los combustibles fósiles, pero se me ocurre que una posible salida sería importar más. Disculpadme si parezco demasiado simple, pues el problema es harto complicado, pero no entiendo como justo antes del año nuevo hemos abierto la caja de Pandora de las desgracias petroleras.

Voy a cambiar de tema. Hace algunos años vi un documental de la BBC titulado “El poder de las pesadillas”, me dio qué pensar. Después de la segunda guerra mundial, los Estados Unidos se quedaban sin una de sus principales fuentes de ingreso, la industria armamentística, sus trabajadores pasarían a engrosar las listas de desempleados, entonces los gurús de la mercadotecnia despertaron de su sueño. Decidieron rentabilizar a todos esos héroes creados durante la segunda guerra mundial, pero… una vez desmanteladas las potencias del eje ¿Contra quién iba a luchar Capitán América? No lo pensaron dos veces y rescataron a la difunta Unión Soviética, un enemigo en la conquista del espacio, en el armamento nuclear, en la lucha por ocupar el primer lugar de las potencias mundiales. En resumen, los Estados Unidos moldearon el miedo de la población por los recientes desastres de la guerra y lo redireccionaron hacia Rusia. James Bond (al servicio de la reina de Inglaterra) y Súperman, el mentado capitán, etc., por parte de los EEUU, se encargaría de luchar contra ellos, y de paso, el pueblo americano podía seguir fabricando armamento para defenderse de un enemigo hecho a medida.

Con el paso de los años los comunistas perdieron empuje, y gracias a la guerra de Irán e Iraq pusieron sus miras en Oriente medio, en Sadam Huseim, en la invasión de Kuwait, operación tormenta del desierto, Afganistan, etc. En fin, cualquier país cuya invasión pudieran rentabilizar apropiándose de sus recursos naturales. Por desgracia todo esto ocasionó el efecto Pigmalión, y ahora el enemigo es real.

Perdón por mis divagaciones, pero esto puede tener cierta semejanza con el desabasto de gasolina ¿Y si Petróleos Mexicanos, con la complicidad de nuestro gobierno, estuvieran orquestando un desabasto programado para amedrentarnos e imponernos una medida antipopular? Seguramente estaré otra vez “flipando en colores” o puede ser que tanto oír milenio 3 ha hecho de mí una conspiranoica más.

Es cierto que desde hace algunos años se viene hablando de la liberalización de la energía, pero no todos lo recordamos. Ayer quise leer acerca del tema y abrí 20 páginas de San Google, para comprobar que las 10 primeras eran una copia. Tenemos acceso a un sinfín de información con tan solo un click del ratón, pero desgraciadamente los medios de comunicación reproducen las notas de prensa enviadas por las agencias y ni siquiera las leen. Bueno, que en eso estaba cuando entro en lo que se supone que es un blog de un experto energético, que se había  molestado en ilustrar con gráficos e imágenes la información oficial de las causas del desabasto, y veo en el margen derecho de la pantalla una imagen. En 25 cm cuadrados nos explica las ventajas y desventajas de abrir a compañías externas el mercado de la gasolina. Una de ellas es el abaratamiento del precio de la gasolina por la libre competencia. ¡Quién lo diría! Pemex y el gobierno, tienen secuestrada energéticamente a la población desde hace casi una semana. A río revuelto, ganancia de pescadores, y no faltan particulares vivos que ya están especulando con el precio de la gasolina. El próximo 1 de enero va a subir un 20% el litro de combustible. Si compro gasolina ahora y luego la vendo un poco por debajo de los nuevos precios del mercado… con unos metros cúbicos, puedo ganar el equivalente al salario de algunos meses. ¿Quién juzga a estos especuladores? ¿Pues no lo está haciendo la petrolera con el beneplácito del gobierno?

Lo más bizarro de la situación son las explicaciones oficiales del representante de la petrolera, que lleva 6 días diciendo que en 24, 48 horas se reestablece el suministro normal. Igual el pobre no sabe contar. Ayer lo escuché diciendo que no había desabasto, sino retraso en la entrega, probablemente todos los que vivimos aquí somos imbéciles, pues la sensación que tenemos es otra, sobre todo al ver cómo las gasolineras abren una hora al día y se forman colas de casi un kilómetro para cargar los depósitos. Serán alucinaciones, o histeria colectiva.

Sea como fuere, no importa, ya está moldeado el miedo, miedo a no poder ir a trabajar, miedo a que no pueda acceder a los alimentos necesarios para mi familia, miedo a no poder viajar, miedo a un desabasto en otro tipo de energías provenientes de combustibles fósiles, miedo a no poder sostener mi ritmo de vida. Perfecto, ya estamos listos para asumir un incremento del 20% en los costos de gasolina ¡Que nos vendan aunque sea más caro!, ya estamos listos para entender que en la liberalización de los mercados, se van a pactar precios a la alza, incluso, estamos listos para entender que eso de la liberalización también puede incluir la extracción del crudo en nuestras tierras, propiedad de los mexicanos según las constitución que nos rige. Estamos listos para desarrollar colectivamente las características del Síndrome de Estocolmo y simpatizar con nuestros secuestradores. Estamos listos para que una vez más nos traten como niños pequeños. Estamos listos para obedecer sin protestar, porque ahora tenemos miedo ¿O no?





[1]www.lavanguardia.com.mx
[3] Pemex

lunes, 4 de mayo de 2015

Código Rojo



Una vez, hace ya algún tiempo, que leí en el Muy Interesante un artículo sobre los distintos conflictos internacionales, y el grado de peligrosidad de los mismos. México era considerado un país en guerra. ¡Qué exagerados! -Pensé, y que es que normal que cuando estamos dentro del bosque no podamos ver los árboles. El indicador que usaban para establecer la clasificación no era otro que el número de muertos por actos violentos al cabo del año. No recuerdo las cifras, así que no las voy a poner, pero son cientos, miles los nombres de personas que al cabo del año pasan a mejor vida a manos de las armas. Aquí nos consolamos pensando que casi todos forman parte de los diferentes cárteles u organizaciones armadas que minan el país, pero no siempre es así.

El otro día me levanté temprano, como siempre, dispuesta a llenar mi despensa y mi frigorífico en algún supermercado local. No me había terminado de poner los zapatos cuando me alertaron los pitidos del Whatsapp, el primer mensaje decía más o menos así:
-”Tres camionetas incendiadas a la altura del hotel Casa Grande, la diputada Soraya se ve obligada a refugiarse dentro. Narco bloqueos en todos los accesos a Lagos de Moreno. No salgan de sus casas.”
-Qué ¿Qué? ¿Que los narcotraficantes han cerrado accesos a carreteras principales? ¿Cómo?- Dije en voz alta sin esperar que nadie contestara. Alarmada, deseché la imagen de mi cabeza: eso no podía estar pasando en Lagos.
-Pero... ¿Es aquí?- Escribí.
Demasiado tarde, los alarmantes mensajes minaban los dos grupos de madres de mi Whatsapp. Imágenes de camiones incendiados, de carreteras tomadas por las fuerzas de seguridad, de autobuses secuestrados, y lo peor de todo: llega un mensaje de una madre que estando en otro súper, ha sido testigo del intento de incendiar la gasolinera de al lado. ¡Que la gasolinera está al lado del centro comercial! ¡Que en el centro comercial hay niños! Las manos me sudan y me dispongo a alertar a los míos.
-¡Aleeee, Aleee! -Le grito por el móvil- ¿Dónde estás?
-En la fábrica, ¿Por?
-No salgas, por nada del mundo, hay narco bloqueos en San Juanico, a la entrada de Lagos, y en no se qué más. Han incendiado tres coches delante del Casa Grande, ha habido un tiroteo en Ley, y han...
-Pero ...¿Qué dices? Eso que me estás contando... ¿Es aquí?
-Pues sí.
-Y ¿Por qué?
-Espérate un momento que llamo por teléfono a los narcos y le pregunto...¡No te j...! ¡Yo que sé!
Mi marido se ríe -Chiqui, tranquila, yo no veo nada, está todo tranquilo, voy a hacer unas cosas en Lagos y luego te platico.
Le faltó especificar -Cariño, como delante de mis narices no están vertiendo combustible en autobuses secuestrados, no pasa nada. ¡Es que ni siquiera me llega el olor a gasolina!

Llega otra imagen de Twitter, un camión arde en mitad de la carretera Lagos de Moreno-León.
-¡Anda, mis suegros! - Digo llevándome la mano a la cabeza.
-¡Señora, Señora!- Le gritoneo a mi suegra -Tengan cuidado, Hay narco bloqueos en casi todos los accesos por carretera, han incendiado camiones, autobuses, gasolineras, bancos....
-Pero ¿Qué dices, Rebe?
-¡Que sí, que sí! Que lo están diciendo en las redes.
-¡Ay Rebe! Pero si acabamos de llegar a León y no hemos visto nada. La gente es muy exagerada.
Claro, como tampoco ha tenido que parar las balas con los dientes, está tranquila. El iconito verde de mi teléfono manda imágenes de la tragedia, noticias fidedignas, bulos desmesurados, y muchas manitas rezando juntas para que Dios nos ampare.

Me voy con mis niños a casa de mis suegros a quitar la paja del trigo, y la verdad es que no es para tanto. Aristóteles Sandoval, que es al estado de Jalisco lo que Susana Díaz a Andalucía, ha decretado Código Rojo. No es nada grave, sólo que se recomienda a los ciudadanos que no salgan de sus casas si no es estrictamente necesario, y si lo es, TAMPOCO. Recomienda el cierre de bancos y de gasolineras y la suspensión del transporte de tráfico pesado. ¡Nada! Algo que pasa todos los días en cualquier parte. Sólo están afectados ¡EL 20% DE LOS MUNICIPIOS DEL ESTADO DE JALISCO! Una nimiedad: han incendiado 11 bancos, y una caja, 6 gasolineras, ha habido 4 tiroteos, un helicóptero Cougar de última generación que el gobierno mexicano le compró a Sarkozy, ha sido derribado a balazos, se computan más de 39 bloqueos... En fin, una cosita de nada.

Y todo esto ¿Por qué? Porque estaba planeada la detección de un tal Nemesio Oseguera, alias “El Mencho” líder del cártel de Jalisco “Nueva Generación”. Mira por donde me entero que además de paisajes, historia y la mejor barbacoa del estado, en Jalisco también tenemos cártel, no nos falta ni un perejil. Pues bien, este tipejo ni siquiera ha sido detenido, una filtración de las fuerzas de seguridad, que tiene más agujeros que un colador, ha alertado a los malandros que han puesto pies en polvorosa para huir de su destino, y para amedrentar a la población, y de paso a los gobernantes, han decidido sembrar el caos por unas horas, una cosa de lo más normal.

Lo mejor del asunto es el cómputo de fallecidos: según fuentes oficiales 7 personas. A ver, yo soy malísima con las matemáticas, pero sumemos los datos de las fuentes oficiales: un civil en Autlan, y un helicóptero derribado que llevaba a bordo 18 personas. ¿Nada más? No, no hay más información oficial, pero 18 más 1 son.... ¡Siete! Sí, no hay duda que son 7, y que en el resto de altercados no hubo fallecidos, por cierto, los siete son de los buenos, no hay malos muertos, sólo 15 detenidos. ¿En serio que no hay malos muertos? Según fuentes oficiales “Los Mata Zetas”, como se hacían llamar, han salido de rositas, con un país que bloqueó por momentos las redes sociales, no murió ni uno, eso sí, hubo siete muertos, o lo que es lo mismo: 18 más uno.

Lo triste de todo esto, es la cantidad de hierro que se le quita al asunto, es ver hasta dónde se puede normalizar una situación de violencia. Por la tarde, cuando llegó mi marido me dice:
-Ves chiqui, como no ha pasado nada.
-No sé Ale, lo del Casa Grande es dudoso, pero han confirmado el intento de incendiar la gasolinera del Ley, y el que reparte la leche ha dicho que había un coche ardiendo en frente de “Carnitas el Caminante”.
-¡Uy, corimore! Eso fue hace mucho.
-¿Cuándo? ¿Cuando el tiroteo que hubo en San Pedro hace cuatro años?- Pregunto inocentemente.
-No, a las nueve de la mañana de hoy.
-¡Ah! Si fue a las nueve de la mañana, como si fue a la una de la tarde en el rancho, mientras no me queme a mí o a mis hijos los dedos de los pies... ¡No hay problema!

Así nos va, tú come y calla, ver, oír y callar. México es un país maltratado, por sus dirigentes, por sus fuerzas de seguridad, y por la multitud de grupos armados que habitan en él. Como en los casos de violencia de género, los periodos de Lunas de Miel, en los que todo parece estar en calma, se alternan con este tipo de situaciones injustificadas, y se acorta el tiempo entre ambos. La gente de la generación de mis suegros, no cerraba la puerta por la noche, no hacía falta. Los de mi generación jugaban en la calle, entonces se podía, y los de la de mis hijos se guardan en casa durante los Código Rojos. Lo siento, pero este no es el país en el que quiero que crezcan, ¡Así no se vale!

martes, 29 de julio de 2014

Carta a una ¿Maestra?

Estimada Verónica,

No tengo el gusto de conocerla personalmente, pero he sabido de usted gracias a algunas de las madres de los alumnos de la escuela en la que ejerce su profesión, y no he tenido más remedio que dirigirle una líneas. Espero que le resulten de alguna utilidad.
Un paisano mío, que derrocha sabiduría popular y sentido común, dice que las profesiones más vocacionales del mundo son: la medicina, la docencia y la política. Las tres tienen como principales objetivos el servicio público, el hacer algo por los demás, el atender al prójimo, así sea en sus carencias físicas, culturales o de infraestructura y recursos. Creo que estará de acuerdo conmigo en que, tanto en su país como en el mío, la política está desvirtuada, corrompida por hombres sedientos de poder y posición, cuya única misión en el cargo parece ser exprimirlo y alargarlo en el tiempo. Se nos cae uno de los principales pilares de la sociedad, ni modo. La clase política ha pasado a ser la menos fiable de las clases, y aún así ciudadanos y ciudadanas de bien, nos vemos obligados a ejercer el derecho y el deber del voto, cruzando los dedos, conocedores de que la única capacidad de elección está en qué color debe tener el grupo ejecutivo que queremos que nos estafe. Triste realidad la nuestra.
No sé si el poder corrompe a los hombres, o son estos los que corrompen el poder, pero me parece una discusión muy semejante a la de ¿Qué fue antes la gallina o el huevo? Nuestras democracias, Señora mía, no son más que enormes prostíbulos, en los que el acceso a los bienes y los recursos se negocian, en ciegos y enormes lobbies que han perdido cualquier contacto con la realidad que nos rodea. Pero no seamos pesimistas, aún nos queda la medicina y la educación.
No pasa ni un sólo día sin que alguien cercano a nosotros haya disfrutado de una grata experiencia con los profesionales de la sanidad. El otro día fui testigo de un nuevo milagro: la vida, la de Inés en mi caso, pero ¿Cuántas criaturas llegan diariamente al mundo bajo la firme guía de los profesionales de la medicina? No tengo palabras para expresar mi admiración por este colectivo, cuando la disfunción, la enfermedad, o incluso la muerte nos acechan, ponen toda su sapiencia y su buen hacer al servicio de la vida.
No obstante, y a pesar de todo lo dicho anteriormente, si hay un colectivo que me toca la fibra sensible, que me pone los pelos de punta y al que por muchas cartas individualizadas o colectivas que escriba, jamás terminaré de expresar mi agradecimiento, es a los maestros. Por mi vida, al igual que por la suya han pasado numerosas personas, pero sólo algunas me han dejado huella, me han enseñado, no sólo lecciones de matemáticas o lenguas sino lecciones de vida. Si hago un ejercicio de memoria, elimino a la familia y a los amigos, descubro con gratitud y sorpresa que casi todas han sido o son maestros. Recuerdo a Isabel de infantil, a Manolo de primaria, a Felipe, profesor de filosofía enseñándome a descubrir que la realidad no es una, ni viene dada sino que es nuestra propia creación. Recuerdo a Antonia. Nunca nadie me contó cuentos tan apasionantes, sólo que ella me hablaba de la revolución francesa, de la edad moderna y del papel de las mujeres, tantas veces olvidadas, en la historia de la humanidad. A Karen que guió mis inquietudes feministas por un camino práctico, de construcción de significados, de replanteamientos de discursos ya dados. A Sánchez Barranco, a Carmen de psicopatología y a tantos y tantos otros que llenaron mi cabeza de respuestas y nuevas preguntas a partes iguales. Pero no la mareo más contándole mi vida ¿Sabe usted lo que es un maestro?
Según la siempre objetiva Real Academia de la Lengua Española se dice de una persona o una obra de mérito relevante. ¿Podría aplicarse el calificativo?
Soy mamá, igual que usted, y para mis hijos no hay nadie más guapa, más trabajadora, más fuerte, más divertida, y mejor que yo. Así son ellos, mamacéntricos, sus mundos giran alrededor de nosotras, las cosas no son agradables o desagradables, son como se las mostramos a ellos. Pero para mis dos hijos yo no soy la más lista, ni siquiera lo es su padre. Para Alejandro es su “seño” María José, y para Marco, su “seño” Lourdes. ¿Se da usted cuenta de la gravedad de la comparación? Yo, que he dedicado cada minuto de sus vidas a guiarlos y enseñarlos, he sido cruelmente desbancada por dos desconocidas. Pero ¿Qué han hecho ellas que no haya hecho yo? Se lo voy a contar. Ellas pensaron que las mentes de mis hijos y las de su compañeritos, no podían limitarse a pegar bolas de papel de colores en una hoja. Ellas pensaron que el desarrollo de la psicomotricidad fina era muy importante, pero que lo era aún más desarrollar el gusto por el conocimiento, ya sabe, el objetivo máximo de la educación: aprender a aprender. Ellas dieron respuestas de adultos a preguntas de adultos, aunque fueran realizadas por niños de 4 años. Ellas les enseñaron, los grandes artistas de la pintura, las etapas de la prehistoria, la edad media, los bomberos, los monstruos, y resolvieron sus dudas cuando las tenía, y se agacharon para atenderlos cuando los niños querían ser escuchados. Pero también aprendieron otra cosa: mis hijos aprendieron el respeto ¿Sabe usted cómo se lo enseñaron? Pues se lo digo, con el ejemplo. Ya sabe usted que la palabra educa, pero que el ejemplo arrastra.
¿Qué hubieran aprendido mis hijos si cuando se portaban mal los hubieran puesto a fregar el cuarto de baño? ¿Qué aprenderían los suyos si eso lo hiciera su maestra? Se lo digo: odio, rencor, humillación, dominación, todas ellas sin duda actitudes muy constructivas ¿No cree?¿Le parece razonable que niños de cinco, seis, siete o incluso más años limpien los restos de orines? ¿No es eso abusivo? Yo lo denuncio.
En la primera reunión que se hace a principio de curso, a las mamás y papás que asistimos se nos informó debidamente de los objetivos educativos para ese año escolar, así como de los métodos pedagógicos que se iban a poner en marcha. También se nos dijo que se realizarían una serie de colectas, y de recogidas de alimentos destinadas a diversos colectivos mucho más necesitados que nuestros hijos. Por lo que he sabido, es práctica habitual también en México. Mis amigas de aquí me comentan cómo en las escuelas, con motivo de celebraciones religiosas se reparten rifas entre las mamás con alguna noble función, que por supuesto SIEMPRE, repito SIEMPRE, conocen. ¿Saben las madres de sus alumnos a qué destina usted el dinero de las rifas? Sé que se lo han preguntado en más de una ocasión ¿Les ha contestado, o su prepotencia como Señora leída e instruida que se cree que es, y dueña de un cortijo particular llamado escuela pública se lo ha impedido?
Pero en la primera reunión usted informó de algo más ¿Verdad? Había que traerla y llevarla desde su casa a la escuela o en su defecto pagar el importe del autobús o camión si querían que usted cumpliera con su deber. El segmento de la población con el que trabaja es muy humilde, apenas tiene recursos, a menudo los niños van a la escuela con ropa usada, remendada y vieja, pero aún así usted ocupa la lana para venir a hacer su trabajo, necesita ese dinero. ¿Viene reflejada esa información en su contrato de trabajo, en el convenio colectivo de referencia o en el estatuto de los trabajadores? Porque si no es así estaríamos hablando de extorsión, mordida, corrupción, abuso de poder, etc.
Lo peor del caso, Señora mía, es que esta aportación no era voluntaria, sino que tuvo la desfachatez de supeditar los resultados académicos de los niños a la opacidad de las rifas y la claridad del soborno ¡Qué triste que se quiera hacer llamar maestra!
Pero nada importa si vemos que nuestros hijos van al colegio contentos y regresan llenos de conocimientos, deseosos de volver al día siguiente ¿Es este su caso? Entre los objetivos académicos creo saber que tiene también la alfabetización informática, o lo que es lo mismo, acercar al alumnado al uso de las nuevas tecnologías. ¿Lo hace? ¿O la que se acerca a este uso tan peligrosamente que parece estar abandonando sus funciones como docente es usted? Ya sabe cómo son los niños, transparentes, y todo lo cuentan. Les pone tareas que el alumnado tiene que leer en un libro, resolver con el libro y corregir con el libro, mientras se dedica a alimentar sus redes sociales con el ordenador ¡Qué barbaridad! No deja de sorprenderme el ejemplo al que arrastra a su grupo clase. Pero cuenta con el amparo de la falta de recursos de las madres, no saben dónde dirigirse, ni con quién tienen que hablar, y lo que es peor: tienen miedo de que tome represalias más duras y les expulse a sus hijos de la escuela. ¡Qué satisfacción la suya, tanto poder para una maestrucha de tres al cuarto!
Definitivamente la palabra maestra le queda muy grande, enorme, diría yo, pero tengo un par de ellas que le vienen como anillo al dedo:
Corrupta: Que se deja o se ha dejado sobornar, pervertir o viciar.
Extorsionista: Persona que amenaza de pública difamación o daño que se hace contra alguien con el fin de obtener dinero u otro provecho. Que presiona, mediante amenazas, sobre alguien para obligarle a obrar en determinado sentido.
Maltratadora: Dícese de la persona que trata mal a alguien de palabra o de obra, que menoscaba, que echa a perder.
¿Cree que encaja en alguna definición? Si no es así, no se preocupe, la Real Academia Española de la lengua ofrece un sinfín de sinónimos con los que se sentirá cómoda.
Para ser maestro hace falta, conocimiento, vocación, tolerancia, respeto, don de palabra, humanidad, saber transmitir, pero también escuchar, descubrir cuál es la estrategia de aprendizaje de cada uno de nuestros alumnos, pero también tener disposición para aprender, pues los niños también nos enseñan cada día. Son nobles, sencillos, maleables, afectuosos, empáticos... podría usted aprender mucho de ellos.
Nuestra alegría: que se va de la escuelita. Nuestra tristeza: que derrochará usted necedad, prepotencia y soberbia con otros niños.
Pero errar es de humanos, y rectificar de sabios, así que Señora mía, nunca es tarde para hacerse merecedora de su título. Mire a su alrededor, encontrará verdaderas perlas de la enseñanza a las que seguir con el ejemplo. Afortunadamente usted es la excepción, no la norma.
Desde aquí mis más sinceras enhorabuenas a todos aquellos maestras y maestras que se dedican a la enseñanza con el corazón y la cabeza. Sois el motor de las nuevas generaciones, muchas felicidades por una excelente labor docente a: Mª José Romero, Lourdes, Elisa Ruz, Inma, Mª José Casín, Toñi, Carolina, Maribel, Ana Laura, Mª Carmen Benítez, Silvia, Gloria, Paulina, Pascual, Daniel Holgado, Juan Pedro... y a todos aquellos compañeros que no nombro, pero que tampoco olvido. Gracias.


viernes, 18 de julio de 2014

Pa darle palos a los charcos


Toda persona que me conoce sabe que soy un despiste andante. De hecho, a pesar de haber vaticinado la causa de mi muerte en anteriores relatos, la realidad es que voy a morir de Alzheimer o de algún primo hermano suyo. Todos, alguna que otra vez, hemos buscado las gafas de sol cuando las teníamos puestas, o hemos apuntado al televisor sacudiendo el teléfono móvil en la mano con la firme intención de cambiar de canal. Pero lo mío es más grave.

martes, 1 de julio de 2014

El Señor de las Moscas


Antes de llegar aquí me hice el firme propósito de no volver a escribir sobre insectos. Pero es inevitable, y lo voy a volver a hacer.
No había entrado aún en el rancho, cuando una intensa pestilencia saturó mi pituitaria.
-¿Qué es esto Ale?
Mi marido ni me mira, sigue con las manos en el volante y la vista fija en el trayecto por recorrer. Entonces contesta con un escueto -Mierda.

viernes, 28 de marzo de 2014

Un invitado no deseado


¡Socorro, socorro! ¡Qué asco más grande! ¡No, no y no! Animales de más de dos patas ¡No gracias!
¡Era lo único que me faltaba! ¡Un maldito ratón! No soy especialita, ni asquerosita, no. No soy la típica mujer que chilla como una condenada cuando ve algún insecto no volador o un animal poco común, yo no. Eso sí, soy ordenada, como dice mi suegro: un lugar para cada cosa y cada cosa en un lugar. Todo revuelto… ¡Ni madres!
El día del cumpleaños de mi hijo Marco, me estaba yo peinando tranquilamente cuando irrumpe Raquel en mi habitación.
Rebe, tengo una mala noticia.
No me digas más, ¡Te has quedado embarazada!
Tal es la fertilidad de la gente de estas tierras que no lo dudé ni un instante.
Peor….¡Hay un ratón!
¿Uno sólo? ¡Que raro! Suele haber miles en el campo –tonta de mí.
No Rebe, en el campo no, aquí mero.
No contesté, todos y cada uno de los pelos de mi cuerpo se pusieron de punta (y eso que me acababa de depilar), incluidos los de la planta del pie, y levité. Levité de puro asco que me dio. Tuve que recoger mis ojos del suelo porque se me habían salido de las órbitas.
Dime que es mentira –le rogué.
No, Rebe. Neta, yo lo ví salir de detrás de la estufa y Rosi lo vio regresar.
Aaaaggggggg –chillé agonizante– ¡Que asco! ¡Qué asco más grande!
Pero ¿Quién c…. (cada quien que complete con sus propios recursos lingüísticos) le había dado licencia, permiso, invitación formal a ese animal de cuatro patas para que campara a sus anchas por la casa en la que vivo? ¿Quién?
No podía ser. A mí no me podía estar pasando eso ¿Para dónde iba a correr? ¡No podía! ¡Mis pies no tocaban el suelo! Quería teletransportarme a un laboratorio clínicamente esterilizado. ¿Y mis hijos? Mi imaginación voló sola, como de costumbre, y me los imaginé, acosados por una enorme rata de pelo gris pegosteado por la suciedad. Con su lengua rojiza intentaba lamerles sus caritas.
¡Nooooo! –volví a gritar en voz alta, tapándome la cara con el cuello de mi chaleco.
Pero…¿Qué pasa Rebe? –Insistió Raquel.
¿Qué qué pasa? ¡Que un roedor plagado de enfermedades contagiosas, el mismo que contagió la peste bubónica a media humanidad durante la edad media, regresó de entre los muertos para pasearse por mis cacerolas, acostarse en mis paños de cocina, y arroparse por la noche entre las sábanas de mis hijos! ¿Y tú me preguntas qué pasa?...
Raquel me miró convencida de que había enloquecido, y viendo que estaba a punto de desaparecer en medio de mis nauseas, tomó las riendas.
Mira, no te preocupes, desayuna tranquila y luego le dices a tu suegro para que venga Javier, y nos ayude a retirar la estufa y a matar al ratón.
¿Desa… qué? ¡Estoy a punto de echar la primera papilla! Y… ¿Me pides que desayune? ¡Ni hablar de la peluca, me voy! ¡Niñoooooooos! –Los llamé a gritos– ¡Nos vamos!
¿A dónde mami? ¿A Zevilla? –Preguntó el pequeño.
¡Mis ganas! Pero no podemos, nos vamos lejos.
Pero Señora –me frenó Rosi– ¡Aún no se han lavado la cara!
¡Pregúntame si me importa! Pues no, no me importa. ¡Me voy! Antes de que ese maldito roedor les inocule cualquier enfermedad.
Los cogí de las manos y los hice volar por encima del camino de tepetate hasta la casa principal. Nada más vernos mi suegra empezó –Estas son las mañanitas que….
¡Socorroooo! Era el cumpleaños de mi hijo Marco, y yo la había invitado a comer. Nada más pensar en guisar en todas esa ollas llenas de orines del ratón, mi estómago giró de nuevo.
¡Ay Señora! ¡Un ratón! ¡En la cocina! ¡Se autoinvitó al cumple! ¡Estoy muerta de asco!
¡Ay Rebe! No te preocupes, mujer. Son lindos ratoncitos de campo, que comen pastito, y nada más.
¡Ay no! En una jaula, dentro de un laboratorio, dando vueltas en su rueda se ven monísimos, pero… ¡Están fuera de lugar! No quiero ver serpientes en mi alacena, ni ratones en los hornillos.
Afortunadamente Javier se hizo cargo de la situación. Se vistió de superhéroe doméstico y me fue a rescatar. A los cinco minutos ya estaba de vuelta.
¿Lo mataste Javier? –Le increpé.
Sí Señora.
¿Seguro?
Sí, Señora.
¿Se derramó mucha sangre?
Javier me miró convencido de que las españolas veníamos de otro planeta. –Pss, no Señora.
Entonces… ¿Cómo sabes que está muerto? –A veces pienso que he visto demasiadas películas.
Psss, le di una madriza con la escoba.
No me convenció, pero le contesté –Está bien, Javier. Muchas gracias.
El no saber, me tenía en ascuas, así que dejé a los niños con Rosi, y regresé a la casa para hacerle la autopsia al cadáver. Cuando llegué, se lo habían comido los perros. Así que, suponiendo que había restos del ADN del animalejo por todos sitios, me armé con guantes de látex y un garrafón de lejía, para, con la ayuda de Raquel, hacerlo desaparecer por completo.
Mi cuerpo no tocó tierra hasta dos días más tarde, cuando llegué a Texcoco para pasar Navidad. De vuelta, yo estaba más calmada, aun así, en cuanto vi a Raquel mi primera pregunta fue.
¿Y del ratón? Se supo más.
Nada, Rebe. Tranquila.
Me quitó una losa que descansaba sobre mis hombros. Todo marchaba según lo previsto: comimos, los niños durmieron la siesta, merendaron, los bañamos, cenamos y los acostamos. Cuando por fin descanso mi espalda en ese colchón que tanto había echado de menos, me acuerdo de que no eché los garbanzos en agua para poner un puchero al día siguiente, y ahí que voy hasta la cocina. Saco la olla, la pongo en la encimera… una sombra pasó por el lado izquierdo de mi campo de visión. Sacudí la cabeza… –Escribo demasiado –pensé. Pero no perdía nada por intentarlo. Moví las tazas de adorno con mucho cuidado y entonces lo vi. Sus enormes ojos negros me miraban con descaro, como retándome. Me hizo un corte de manga, y volvió a esconderse detrás de la hornilla. Llegué a la habitación sin descuidar la retaguardia y sin pisar el suelo.
¡Ay Aleee! ¡Ay Aleeee! –Me lamentaba al borde de las lágrimas.
¿Qué te pasa chiquitina?
¡Ay que me muero! ¡Que me muero!
Pero… ¿Qué tienes?
Asco, mucho, todo el del mundo. Está ahí, lo he visto, me ha mirado.
¿Quién está ahí, chica?
El maldito y asqueroso ratón, me está acosando psicológicamente.
Mi marido se levantó, resignado, a echar los garbanzos en agua, mientras yo espiaba escondida tras la arcada del comedor. Al día siguiente era mi cumpleaños, ¡Ese condenado quería ayudarme a soplar las velas! No me quería bañar, ni preparar el café, ni nada. Anduve por la casa como una joven virgen en una película de terror, con las nalgas pegadas a las paredes intentando silenciar hasta el sonido de mi propia respiración. Yo era la víctima.
Cuando llegó Raquel la acribillé a preguntas.
Raquel, ha vuelto.
¿Quién Rebe?
El ratón.
Imposible, lo mató Javier.
No, está aquí.
Será otro, Rebe.
¿Cómo era el que tú viste?
Gris.
Igual que este ¿Cómo tenía los ojos?
Pues así –dijo simulando el tamaño–, redonditos y negros.
¡Igual que este! ¿Qué tamaño tenía?
Pss más o menos así –dijo señalando el tamaño de su dedo meñique.
¡Igual que este! ¿Lo ves? ¡Es el mismo!
Rebe, neta. Todos los ratones son iguales.
No Raquel, sólo los animales clonados son iguales ¡Es el mismo!
Definitivamente me estaba volviendo loca.
Javier volvió a acudir en mi rescate, pero esta vez no se encontró el cuerpo del delito ¡Qué horror! Estaba condenada a permanecer en esa casa sin tener la certeza de si el okupa seguía allí. Cuando llegué, una Raquel desalmada me describió el olor de los orines y todas y cada una de las localizaciones de las diminutas caquitas. –Tú quieres volverme loca –le dije, y ella como siempre, soltó la carcajada.
Algo había aprendido, si seguía dentro, por donde andara el roedor, dejaría un rastro de caca. Y si no, es que se había marchado por donde llegó. Así que ahí me veo yo, con la boca tapada, una linterna y todo un arsenal de material gráfico del superhéroe favorito de mis hijos. Lo que Javier no había hecho por mí, lo haría Spiderman. Con los libros de mis hijos taponé todos y cada uno de los espacios por lo que yo creía podía entrar el invitado no deseado. Una vez aislada del exterior, me decidí a analizar si estaba sola o acompañada. Mi linterna revisó todos y cada uno de los rincones de la casa, analizando cada pedacito oscuro para ver si era o no, caca. No encontré.
Cuando mi marido llegó después de trabajar me vio sentada en el sofá, abrazando mis piernas, con la barbilla apoyada en mis rodillas, y la vista y la linterna, fijas en la puerta de acceso, decidida a matarlo con mis propias manos.
Chica ¡Ya! ¿No?
¡Ya no! Es una lucha a muerte, o él o yo.
¿Pero has encontrado más cacas o algo?
No, pero he descubierto que tomó veneno, así que el cadáver puede estar en cualquier parte.
¡Relájate!
¿Relájate? ¡Como si fuera tan fácil! Necesitaba lo mismo que Salomé con la cabeza de Juan Bautista, ver esa diminuta testera en una bandeja de plata. Esa noche sería larga. Revisé las sábanas antes de meterme dentro, cogí mi linterna y me acosté tapándome hasta la cabeza. La tensión inicial fue dando paso a un sopor insufrible y me quedé dormida. Me desperté sobresaltada, pero no me moví, sólo abrí los ojos y las aletas de la nariz. Ese olor…ese olor tan pestilente, tan desagradable… ¿Qué es? –Pensé– ¡Dios mío! ¡El cadáver de mi visita! Y a juzgar por el hedor… debe estar acariciándome con sus bigotes.
¡Aaaagggggggggggg! –Grité pegando las nalgas a mi marido– ¡Está aquí! ¡Está aquí, y está muerto!
¿Quién se ha muerto?– Preguntó no de muy buen humor.
El ratón ¿No lo hueles?
A ver chica –dijo levantándose y encendiendo la luz–, es un zorrillo. ¡Ya! No es un ratón.
¿Qué se ha muerto un zorrillo? ¿Aquí? –Lo que me faltaba.
No, chica. Que lo que huele es un zorrillo, lo andarían correteando los perros y se ha orinado para espantarlos.
¿Aquí?
Socorro ni que estuviera acostada en medio del Arca de Noé.
No chica. Allá afuera.
¡Si huele que apesta aquí dentro!
Lo que es una evidencia, es una evidencia.
Huele a kilómetros, así es su naturaleza.
Pues yo me cag… en la naturaleza –me dieron ganas de contestar. En cambio me levanté y cogí mi linterna. Recorrí todos y cada uno de los centímetros cuadrados de la casa, en busca de las cacas, el ratón, el zorrillo o cualquier otra criatura hostil… pero nada.
Terminé con la linterna en el ojo de mi marido, que había retomado el sueño. Se volvió a incorporar malhumorado –Pero… ¿Qué haces?
Buscando pruebas.
Y… ¿Las encontraste?
Pues no.
¡PUES DUÉRMETE DE UNA CHINGADA VEZ!
Arrepentido de su grito me preguntó dulcemente –¿Estás más tranquila?
Sí.
Me alegro, olvídalo ya. Se fue, para siempre.
Sí.
Pero no le creí, seguí taponando las puertas con los tebeos de Spiderman, con la linterna dentro del escote. Vivo o muerto, no descansaría hasta encontrarlo.
Esta mañana por fín llegó la noticia que tanto ansiaba. Entró Rosi dentro de la casa gritando –Tía, tía, ¡El ratón!
Aquí todos son familia.
¡Ay socorro! ¡Ay socorro! ¡Mátalo! –Grité.
No, vengan –contestó la chiquilla.
Me volvía a tapar la boca y salí al porche de la casa. Ahí estaba el asqueroso, a escasos centímetros de la puerta de la casa, tieso, frío, aniquilado por el veneno. Mi pesadilla por fin había terminado. ¿O no? ¿Qué tal que antes de morir le dio la dirección a su familia para que viniera a pasar el fin de año? No puedo cometer errores. Lo he puesto de pie en un macetero, como advertencia a quienes quieran entrar. ¡No saldrán vivos! Spiderman seguirá protegiendo las puertas y ventanas por la noche, y Goliat (que así le puse al cadáver) de día.
¡Ah, por cierto! Gracias a todos aquellos y aquellas que me felicitaron el cumpleaños deseándome que pasara un feliz día, ajenos a la odisea por la que pasaba mi viva. ¡Gracias!


Me Muero

Decididamente mi muerte no va a ser causada por un triple salto mortal de una litera, cosa a la que reconozco le he cogido cierto gusto, no. Me voy a morir de asco. En el National Geographic te enseñan cómo conviven las especies en su propio entorno: nacimiento, reproducción, muerte y todo aquello relacionado con la cadena alimenticia de las narices. Pero... ¿Cómo se desenvuelven en nuestro entorno, en el mío, en el tuyo? Por Dios que alguien me lo explique. ¿Cómo puede ser que apenas llevo diez días en el rancho y he tenido que pelear con uñas y dientes con ratones, serpientes, tortugas, ranas...? Y eso por no volver a tocar el recurrente tema de los insectos, que no se limitan a mayates, catarinas, moscas y mosquitos, este es el dichoso paraíso de los entomólogos!!!
Cuando llegué todo estaba en una terrible calma chicha. La tierra después de meses y meses de sequía, sólo daba como fruto ráfagas de blanco tepetate que se te metían por todos los poros del cuerpo, y que cubrían los enseres domésticos de una blanca pátina de polvo. Pero… ¡Que poco me duró la dicha!
Al día siguiente cacas diminutas volvieron a aparecer por la encimera de la cocina.
Me voy a ca… en todo lo que se menea.
Manos a la obra, ya conocéis el procedimiento a seguir: Javier, tebeos, y mucho veneno.
Al día siguiente ya no había rastros, inspiré tímidamente, temerosa de lo que estaba por venir. Por la tarde, cuando Rosi terminó su jornada y se dispuso a irse, escucho mi nombre.
Rebeca ¿Puedes venir? –Me pregunta desde la terraza.
Nada más verme, no habla, estira su brazo, saca su dedo índice y me señala una masa grisácea y viscosa como de un metro y medio de largo: Chabela. Yo ya sabía de su existencia, hay un enorme agujero debajo de mi casa donde me contaron que vivía. Y no, no es lo mismo saberlo, que verlo. Sé que existen los tigres de bengala y nunca los he visto, pero a la vista de los acontecimientos no tardan en visitarme.
Chabela es una víbora, no una culebra o una serpiente de campo, sino una VÍ–BO–RA. Estuve a un tris de perder el conocimiento.
¡Ay Ale!!! ¡Ay Aleeeeeee! –Me lamentaba por teléfono.
¿Qué pasa ahora chiquitina?
¡Chabela ha salido!
¡Qué bueno chica! Ya no te tienes que preocupar por los ratones.
¿Esa es la solución? ¿De verdad? Qué alivio, o sea, que si veo a la serpiente no tendré ratones, pero a lo mejor me quedo sin hijos. Claro que siempre puedo invitar a los perros a que se orinen en la terraza, porque si están los perros, no sale la serpiente ¡Que divertido! Y yo pagando por vivir emociones fuertes en Isla Mágica ¡Si seré tonta! ¡Sólo tenía que volver a México!
Pero, como estaba contando, llegaron las lluvias, y con ellas… Antes de resolver la duda necesito plantear algunas preguntas: ¿Cuánto tarda el periodo de reproducción de las hormigas? ¿Y de las ranas? ¿Cuántos huevos ponen exactamente todas y cada una de las especies que habitan la naturaleza? Porque más tarde o más temprano me encontraré con todas, lo sé.
Lo dicho, con la llegada de las lluvias, todo lo que estaba acechando en la más absoluta invisibilidad salió a la luz. Lo primero fue que al levantarme y otear en busca de enemigos, me encuentro un prototipo de arácnido desconocido por mí, dentro del fregadero. ¿Qué es esto? –me pregunté– ¿Es un escarabajo de patas largas, una araña sin red, un artrópodo reducido? El desconocimiento me mata.
Ale, ¿Puedes venir a la cocina?
¿Para qué?
Para que me des el nombre y los apellidos de nuestro nuevo visitante.
Llega, escudriña y concluye –Es la madre del alacrán.
¿De qué alacrán? ¿Dónde está su hijo? ¿Por qué lo busca en mi fregadero?
Tantas preguntas sin respuesta… Resulta que este bichejo es una especie de araña muy venenosa que han emparentado en primer grado de consanguinidad, con los alacranes. ¡Qué alegría mañanera! Mejor me voy a bañar y con eso me despejo. Nada más retirar la mampara de la ducha, lo veo, me da los buenos días con sus enormes ojos saltones, y su piel húmeda y viscosa, mientras infla y desinfla el buche. Cierro sin contestar y vuelvo a buscar a mi marido.
Aleeeee, ¡Qué asco, de verdad! ¡No puede ser! ¡Un enorme sapo en la regadera!
Será una rana.
A mi me enseñaron que se diferencian por el tamaño, y esto es un sapo. ¿Por dónde entró? ¡Sácalo por favor!
Lo que me preocupa no es el sapo, sino si su mamá también vendrá a buscarlo, por que si así es el hijo, yo no quiero que me presenten a la progenitora. Y ¿Por dónde entran? ¿O es que mi cuarto de baño ha desarrollado las óptimas condiciones para la cría de rana en cautividad? Si es así, déjenme un minuto para que llame a los franceses, esto es para ellos un paraíso culinario.
Me voy a la oficina a despejarme un rato. Mari está en la puerta tirando el agua de limpiar el suelo por una rejilla que hay justo en frente. Me paro en la puerta y observo el agua desechada, parece hervir. Pompas, pompas y más pompas salen de la mezcla. Me agacho ¿Qué es eso? Cuando el efecto del jabón se pasa, veo la causa del movimiento, no es agua lo que hay al fondo, es una sopa sólida. Rana sobre rana, intentando salir del desagüe para conquistar nuestros espacios. Decididamente esto va a acabar conmigo, no puedo, me muero de asco.
¿Por qué no engordas en México que estás más tranquila? –Me preguntan los que dejo al otro lado del charco.
Porque el asco me tapona la glotis.
¡Socorro! Y yo me quejaba en Sevilla por las cacas de perros que inundan los caminos. Adoro las cacas, son inertes y sólo las transportas a tu casa de forma voluntaria.
Pero ahí no acaba la cosa: Raquel me cuenta que limpiando ha encontrado en las habitaciones, cuatro madres de alacrán, y me surge una nueva pregunta ¿Cuántas madres tiene el alacrán de las narices? ¿Tienen que vivir todas conmigo?
Por la tarde, cuando los niños se levantan de la siesta, salimos a la terraza (porque están los perros y así no hay peligro de que salga Chabela) y vemos otro animalito en el césped que hay delante. Me alegra descubrirla, esta no va a correr, no se me va a subir por las piernas, no se me cagará en la encimera, no le picará a mis hijos, es una tortuga.
¡Mirad niños! Una tortuguita.
Lo de “ita” es un decir, mide casi 20 cm de diámetro, pero es inofensiva. Cuando nos estamos acercando para verla, aparece en el horizonte el coche de mi marido, que ya regresa del trabajo. Nos ve acercarnos a nuestra amiga, baja la ventanilla, saca la cabeza por el hueco y grita –NOOOOOOOOO.
Ay Ale, sólo es una tortuga.
¡Por eso! están llenas de bacterias, es muy peligroso que los niños la toquen.
Lo que me faltaba.
Pero tampoco quedó ahí la cosa, sino que para satisfacción de los entomólogos, con las lluvias, la tierra se abrió en enormes cráteres de los que salían infinitas formaciones militares de hormigas, pero no como las que yo conozco que buscan restos de comida y son inofensivas, estas tienen dientes, y muerden para inocularte el veneno.
Me monté en el coche, soñando con que la vieja Explorer me llevará a la seguridad de mi casa en Sevilla, y el pié del acelerador, me ardió, me quemó, me picó, me dolió: Dentro de la camioneta había un multitudinario nido de hormigas, que se ensañaron con mi pie, aprovechando la ventaja que le ofrecían mis sandalias.
Y digo yo, si nuestros antepasados manipularon voluntariamente los ciclos de la agricultura… ¿No podré hacer yo lo mismo con la dichosa cadena alimenticia?
El plan es el siguiente: divido a las ranas en dos grupos, las de dentro de la casa que se coman a todas aquellas madres en busca del desaparecido hijo, y las de fuera, los frutos de los hormigueros. Luego las invito a pasar al porche, me escondo dentro y le silbo a Chabela para que salga. Una vez haya dado buena cuenta de los batracios, le lanzo un dardo paralizante, y llamo a los perros, para que la despedacen como han hecho con el borrego, y con la pobre pava. Así todos contentos, pero para ello necesito aprender idiomas.
Así que, si alguna vez saben de mi muerte, no miren la causa en el parte de defunción, no pregunten, me he muerto de asco.


Posdata: ¿Alguien sabe dónde venden trajes espaciales con escafandras?