sábado, 15 de junio de 2013

¿Cuánto vale tu vida?

¿Te has puesto a pensar alguna vez cuánto vale tu vida? Pues piénsalo.
Ayer a medio día después de la hora de la comida, mientras recogía la cocina, me puse a hablar con Raquel.
-¡Ay Raquel! Tengo mal cuerpo.
-¿Qué es eso?- Ya saben, mismo idioma, diferentes usos.
-No sé, estoy como triste, tengo pena.
-¿Y eso por qué será Rebe?
-Pues, como me paso el día matando a gente y describiendo
las sensaciones que se experimentan, creo que algo de todo eso se me queda dentro, y sufro.
Raquel soltó inmediatamente la carcajada. Pero es verdad, estoy escribiendo una novela que tiene como enclave, algún lugar de Lagos de Moreno y como protagonistas, los que menos tienen. La vida de esta gente es, en ocasiones muy desgraciada. Les suceden cosas, que para mí son más adecuadas como argumento de alguna película de cine gore, pero no para que les pase a tus vecinos, amigos y conocidos. Aun así ellos no caen en depresiones profundas, sino que resignan a una existencia miserable, esperando ser recompensados por tanto sufrimiento en la otra vida.
-Cuando mi padre me lee, dice que estoy exagerando, que si de verdad todo lo que cuento lo soporta la gente. Y yo no me invento nada Raquel, cojo las cosas que pasan y se las hago padecer a mis protagonistas.
Raquel se ríe viendo mi cara de asesina del teclado- No Rebe, la neta es que no. ¿No supiste lo de Mengano?
-No, dime ¿Qué le pasó?
-Un chavo de dieciséis años. Desaparece un día, y al siguiente lo encuentran ahogado en una presa.
-¿Y eso? ¡Qué fuerte! ¿Qué le pasó? ¿Había bebido o qué?
-Psss, sabe. Era un buen muchacho, no tomaba ni nada.- El miedo le hace ocular la mitad de los datos.
Para mí, más que suficiente. Si hay algo que me sobra en este lugar es tiempo y curiosidad, y allá que voy a recoger información para elaborar mis pesquisas. Resulta que este muchacho había terminado con la novia, pero como le sucede a menudo a muchos hombres, no entendía que NO, significa justamente eso: NO, y seguía molestándola. El veintiuno de septiembre la visita por última vez. Ella intentando cerrar las posibles puertas que él aún veía abiertas, le devuelve los regalos que un día le hiciera, incluídos un peluche. Nunca más se le vuelve a ver vivo.
La bicicleta del muchacho se encuentra a escasos metros de la casa que fuera de su novia. El cadáver en una laguna cercana, completamente desnudo y lleno de golpes. Los nudillos ensangrentados, evidencia de que se defendió. Sobre el labio inferior, la marca de sus propios dientes, intentando contener la ira que manaba de él al golpear con sus propios puños. La espalda y las piernas amoratadas, fruto probablemente de las patadas que recibió. Unas de las orejas estaba prácticamente irreconocible, desecha por los golpes. Por el oído correspondiente se le salían las vísceras. ¿Se necesitan más evidencias para saber que no se trató de un sencillo accidente? ¡A ese muchacho lo han matado! ¡Lo destrozaron a golpes! Pero eso sí, el animal que lo hizo tuvo la prudencia de desnudarlo completo, quitarle el móvil y el peluche, y dejarlo bien colocadito a la orilla de la presa. ¡No tenía agua en los pulmones! ¡Cuando lo obligaron a bañarse ya estaba muerto!
Pero se saben más cosas, se sabe que la última persona que lo vio con vida no fue su novia, sino el papá de esta, que fue a pedirle DE FAVOR (¡Hazme el favor!) que la dejara en paz.
-Oye Raquel ¿Y no hay detenidos, ni sospechosos?- Algunas veces de veras que parezco necia.
-Pss no. Como no tiene lana, no lo investigaron- Contesta acostumbrada a que la justicia de este lugar sea ciega y tarada.
Si en mi tierra, algo tiene el color de la mierda, el sabor de la mierda y el olor de la mierda, no lo dudamos ¡ES MIERDA!
Aquí conozco a gente extraordinariamente simpática, encantadora, hospitalaria que cuando me ven me dicen –Oye Rebe, no dejes más a tu marido sólo, ya vente a vivir a Lagos ¿A poco te tratamos tan mal?
-Todo lo contrario, sois gente encantadora, con la que cualquier extraño se puede sentir arropada, acompañada y cómoda, pero…. Son muchas las diferencias insalvables.
-¿Cómo cuáles?
No me gusta entrar directa al tema, así que siempre empiezo -El acceso a la educación, a la sanidad….y sobre todo, la inseguridad.- El tema que te quema, ya está otra vez sobre la mesa.
-¿Aquí? ¿En Lagos? ¡Pero si es super tranquilo!
-Hombre, tanto como tranquilo….Antes de venir, en verano, desmantelaron un narcolaboratorio cerquita de donde vivimos. Como a las dos semanas secuestraron para matarla a la hija de un traficante en el pueblo de al lado. Otras dos semanas más tarde, detuvieron a un jefazo de los Zetas, y hubo casi a tiroteo por día, con víctimas del grupo, policías y civiles. ¡No se podía ir a Guadalajara! A Perico, el de los palotes, le secuestraron a su padre durante más de dos meses. La otra vez que vine para Navidad asaltaron a punta de pistola a una amiga embarazada de ocho meses ¡En la puerta de su casa!, iba con su otra hija de cuatro años, y le quitaron el bolso, el móvil y el coche. ¡Hace dos días nos extorsionaron a mi marido y a mí, mientras íbamos con los niños en el coche! ¡Hazme el favor! ¿Qué significa tranquilo? De repente me olvidé del significado de algunas palabras.
La conversación continúa, pero ya son otros los argumentos, descubro entonces que a alguien, le mataron a un amigo en un tiroteo, que otro tuvo que esconderse en los bajos de su camioneta mientras su negocio era sacudido a balazos, que a otro le secuestraron a un tío, que a otro…. ¡NOOOO! ¡YA NO QUIERO SEGUIR ESCUCHANDO! Me asusto, y me tranquilizan.
-No te preocupes, nada más te tienes que andar cuidando cuando la cosa se pone fea, luego se tranquiliza.
Otro me dice –No te preocupes, tú tienes recursos, ¡Están pendejos si van tras de ti! ¡Al final los agarran!
No se si lo he entendido bien, pero ¿Me quieren decir que yo puedo disponer de determinada justicia sólo porque puedo pagarla? O lo que es lo mismo, pero no es igual ¿Me quieren decir que las personas que no tienen dinero no pueden contar con el amparo de leyes o de cuerpos de seguridad? No lo entiendo. Haber si me aclaro, si no tengo dinero, no tengo justicia, y si tengo mucho soy candidata a extorsiones y secuestros ¿Es así?
Entonces ahí va mi mensaje:
Queridos malhechores:

¿Cuánto tengo que ganar para poder vivir en paz en este país tan maravilloso? Háganmelo saber porque disfruto mucho de mis vacaciones aquí, y no me gustaría que un día, por una sencilla cuestión de cifras no pudiera seguir viviendo.
Pero tengo otra duda más ¿Cuánto vale mi vida? Necesito saberlo, porque si conozco el dato, y a las personas capaces de llegarle al precio, quizás me resulte más fácil eso de “cuidarme”.
Atentamente: Rebeca.

Pero amigos, amigas, familia…hay preguntas para las que no quiero saber la respuesta ¿Qué futuro les espera a mis hijos en este país? ¿Tiene precio también? Con sólo escribirla, ya se me ha hecho añicos el corazón. No hay dinero para comprar sus risas, su inocencia, su curiosidad. Quiero cuidarlos, es decir, enseñarlos cuando tengan sed de conocimientos, abrazarlos cuando estén tristes, arroparlos cuando tengan frío, contarles mil historias sobre héroes extraños. Quiero que corran por los pasillos de supermercado sin que se me encoja el estómago, quiero pasear con ellos por cualquier lugar, sin tener que mirar atrás, quiero ver cómo disfrutan de un día de playa, cómo se vuelven a ilusionar con la magia de la Navidad, y sobre todo quiero durarles y que me duren toda mi vida.

Piénsalo otra vez ¿Cuánto vale tu vida?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por tu opinión.